La industria turística cubana, en franca expansión gracias a la riqueza del archipiélago en materia de naturaleza, cultura e historia, tiene como componente esencial las opciones de sol y playa en diversas zonas de su geografía.
En el amplio abanico de zonas de balnearios destaca en especial Varadero, de reconocida fama a nivel mundial y con una infraestructura hotelera y extrahotelera en franca expansión.
Dos decenas de kilómetros de excelentes playas, vinculadas con atractivos naturales como cuevas, cayos vírgenes y transparentes aguas, se complementan con una amplia infraestructura capaz de satisfacer los gustos más exigentes.
Los fondos marinos de Varadero poseen más de 40 tipos de corales, diversidad de peces, langostas, camarones, cangrejos, tortugas y más de 70 tipos de moluscos.
La fundación de la ciudad se remonta a 1887, cuando se asentaron las primeras familias en la zona, y ya a inicios del pasado siglo se edificó el primer alojamiento -ya desaparecido por el paso de los años- bajo el nombre de La Torre.
Las opciones incluyen en especial al parque marino Cayo Piedras del Norte, ideal para el buceo, y la reserva ecológica de Punta Hicacos con sus 662 especies de aves en la Laguna Mangón, unido a las pictografías aborígenes de las cuevas de Ambrosio y de los Musulmanes.
La naturaleza muestra con orgullo las mas de 300 hectáreas de Punta de Hicacos, con las ruinas de la Salina La Calavera
Marinas como Chapelin, Puertosol Dársena de Varadero y Gaviota garantizan las condiciones y medios para la práctica del submarinismo, con embarcaciones apropiadas, personal preparado, centros de enseñanza de buceo, cámaras hiperbáricas y el transporte necesario para cualquier emergencia.
Además, el inmersionismo cuenta con la oferta del denominado Hoyo Azul Ojo del Mégano, una enorme caverna de 70 metros de diámetro, donde prevalecen los paredones sumergidos, barreras de corales y enormes bancos de peces multicolores.
Los eventos y reuniones también tienen espacio en el balneario gracias al Centro de Convenciones Plaza América, con un plenario para 600 personas y siete salas adicionales, ideal en aquellos programas que combinan el descanso con el trabajo en un ambiente agradable y tranquilo.
Asimismo, complementa su amplia red habitacional (cerca del 38 por ciento de la planta hotelera de la isla) con casas privadas de arrendamiento, restaurantes estatales y particulares, así como servicios de transportación aérea y terrestre.
Más allá de las playas, Varadero cuenta con un Centro Internacional de Paracaidismo el campo de golf más grande de Cuba (18 hoyos, par 72), el cual se levanta en las Peñas de San Bernardino, donde antaño el millonario Irenne Du Pont de Nemours instaló un campo de nueve hoyos para su disfrute privado en un área exclusiva de 180 hectáreas.
El centro fue diseñado por el arquitecto Les Furber, presidente de la compañía canadiense Golf Design Services, en una combinación de estilos, entre ellos el clásico, con calles anchas delimitadas por árboles, greens anchos y poco protegidos.
Se observa además el llamado target golf, con calles estrechas y greens muy protegidos, rodeados de trampas de arena y lagos interiores de agua salada, estos últimos en comunicación directa con el mar, una característica poco vista en el mundo.
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