La mayor de Las Antillas, plena de atractivos naturales para el turismo, en especial las opciones de sol y playa, tiene a su favor la riqueza de su patrimonio y una extensa trayectoria histórica.
Los valores patrimoniales en la isla, acumulados desde el descubrimiento del archipiélago por los españoles, están sujetos a programas de conservación.
De manera adicional, esa actividad se sustenta en una extensa infraestructura de museos, con cerca de 290 instalaciones, entre las cuales 14 clasifican como de arte, siete de ciencias y tecnología, cinco de etnografía y antropología y 68 de historia.
Otras nueve se consideran especializadas, 164 generales y cuatro de arqueología, unido a aquellas dedicadas a elementos típicos del país como son los casos del Ron y el Tabaco.
De particular interés resultan las tradiciones y evoluciones de las monedas en el archipiélago, contadas a través de las más de 100 mil piezas que figuran en la actualidad entre las colecciones del Museo Numismático de La Habana.
Los recuerdos también tienen su espacio en el Museo de Arte Colonial, ubicado en la Plaza de Catedral – una de las mejor conservadas en el centro histórico de La Habana – y construido hacia 1720 con el estilo señorial del siglo XVIII.
Uno de los colosos de esa amplia infraestructura es el Museo Nacional de Bellas Artes, creado en 1913 y que tuvo su sede propia desde 1954 al construirse el edificio conocido desde entonces como Palacio de Bellas Artes.
Unas 47 mil 600 obras conforman el preciado tesoro del centro, de ellas 45 mil calificadas como patrimonio nacional y poco más de dos mil conservadas en calidad de depósito, las cuales respaldan el quehacer de la institución.
A su vez, en la más occidental de las provincias cubanas destacan los museos dedicados a las Ciencias Naturales y que lleva por nombre el de Tranquilino Sandalio de Noda.
En ellos se encuentran los restos fósiles del plesiosauro, enorme animal marino que tuvo su hábitat en las aguas que hace millones de años cubrían el área que ocupa en nuestros días Pinar del Río.
Mientras, en la ruta hacia el oriente surge con fuerza Camagüey, donde la Oficina del Historiador promueve a la ciudad fundada en 1514, entre los principales destinos turísticos del país y los visitantes podrán disfrutar del patrimonio ferroviario. Los recorridos y visitas llegan a la exposición de dos de las más antiguas locomotoras del país, con fecha de fabricación de 1882 y 1890.
Llamada también "la ciudad de los tinajones", ostenta como elemento peculiar a esos enormes recipientes de barro cocido, utilizados siglos atrás para almacenar el agua de lluvia con destino al consumo humano y que ahora adornan jardines y parques.
Camagüey sigue siendo una ciudad con templos de una sola torre, fachadas con guardapolvos y pilastras, ventanas con artísticos enrejados, casas de portales interiores y techos de rojas tejas, signos de una arquitectura sobria y a la vez llamativa, todo ello ubicado en un verdadero laberinto de callejones.
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