El archipiélago cubano, pieza clave para el turismo en la región del Caribe, suma diversas propuestas de ocio que van más allá de la isla grande al tomar en cuenta los atractivos de cayos e islotes.
Naturaleza exuberante, tradiciones centenarias e historia se dan la mano en un territorio superior a los 110 mil kilómetros cuadrados, con casi cinco mil 800 kilómetros de costas.
En ese escenario juegan como actores de pequeño formato decenas de cayos que se integran en el archipiélago cubano, entre los cuales destaca Levisa en la occidental provincia de Pinar del Río, con tres kilómetros de excelentes playas y 23 sitios dedicados a la práctica del buceo.
Mientras, en el centro un camino sobre el mar – llamado pedraplén – de 48 kilómetros de extensión sirve de enlace con los cayos Santa María, Las Brujas, Ensenachos, Cobos, Majá, Fragoso, Francés, Las Picúas y Español de Adentro, entre otros.
Al potencial se añade Jardines del Rey, el cual incluye los cayos Coco, Guillermo, Paredón Grande y Antón Chico, donde la exuberante naturaleza llevó al adelantado Diego Velázquez a nombrar ese lugar en homenaje al monarca español Fernando El Católico.
El principal de ellos, Cayo Coco, ocupa la cuarta posición en extensión en el archipiélago cubano, con un área de 370 kilómetros cuadrados y el atractivo adicional que ofrecen 22 kilómetros de excelentes playas, complementadas con una vegetación de manglares y cocoteros.
Numerosas colonias de flamencos y otras aves migratorias escogen a los mencionados islotes como sitio de escala obligada, situación que el hombre se ha encargado de preservar con la construcción de una infraestructura para el turismo que busca en primer orden respetar el entorno natural.
En la recuperación tras la Covid-19, corresponde precisamente a los cayos acoger en una primera fase al turismo internacional, donde las unidades hoteleras, incluidos jardines y áreas de playas están plenamente organizadas y los trabajadores listos para asegurar al visitante las condiciones higiénicas necesarias y evitar brotes del coronavirus SARS-CoV-2.
Como elemento novedoso, en ese destino reabrirán las excursiones náuticas habituales, como los paseos en catamarán con fondo de cristal para el disfrute de la rica flora marina, mientras el Boat Adventure y otros productos náuticos se irán incorporando paulatinamente a medida que aumente la presencia de veraneantes.
También se retomarán actividades como la observación de aves en los ricos refugios de fauna y los paseos por los senderos Las Dolinas, La Silla, La Güira y Dunas de la Loma del Puerto, contextos de gran conservación natural, con notables valores paisajísticos y abundante biodiversidad.
En el oriente cubano resalta Cayo Saetía a la entrada de la Bahía de Nipe, considerado el mayor coto de caza del país y con amplia existencia de las más variadas especies.
En sus 42 kilómetros cuadrados de extensión, el islote muestra más de la mitad del territorio poblada de bosques, lo cual sirve a su vez de abrigo a una fauna diversa, con venados de cola blanca, cebras y antílopes.
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