La capital cubana, pieza clave en la agenda turística de la mayor de Las Antillas, es fiel reflejo de la herencia arquitectónica aportada por la presencia española y bajo la influencia europea de años posteriores a la época de la colonia.
Ubicada entre las siete primeras villas fundadas por los españoles – en aquel entonces San Cristóbal de La Habana –, acoge a La Habana Vieja, clasificada en 1982 por la UNESCO como Patrimonio Cultural de La Humanidad, con un área de 4,5 kilómetros cuadrados rica en exponentes de la arquitectura colonial, costumbres y tradiciones de casi cinco siglos.
El núcleo primario de la capital cubana conserva una verdadera colección de castillos, fortalezas e inmuebles de alto valor patrimonial, edificados en torno a un sistema de plazas, mezcladas con monasterios y templos.
Esos espacios abiertos marcaron el entramado de la llamada ciudad intramuros, con especial destaque para las plazas de Armas, de la Catedral, la llamada Vieja, del Cristo y la de San Francisco.
Destaca entre los atractivos la Basílica Menor de San Francisco de Asís, construcción que se remonta al 1738 para constituir un conjunto de extraordinario valor patrimonial.
El elemento más significativo de la iglesia es, sin lugar a dudas, la torre de 42 metros de altura, la segunda en altitud en la época de la colonia, siendo superada solamente por la Iznaga de Trinidad.
Dispone además de dos claustros con galerías perimetrales, conectadas por una original escalera, en tanto la portada del segundo muestra columnas toscanas superpuestas en tres niveles, rematadas por un motivo barroco.
Como elemento a destacad esta la Catedral de La Habana, cuya construcción comenzó en 1748 a petición de los jesuitas, con el fin de albergar una escuela de misioneros de los Hijos de San Ignacio.
Su fachada es un claro ejemplo del barroco neoclásico, esculpida en piedra transmite al observador impresiones desde la vista rasante hasta la frontal.
La iglesia atesora valiosas obras de arte, como los óleos pintados por el francés Jean-Baptiste Vermay, los frescos del italiano Giuseppe Perovani, el lienzo de la Virgen de Loreto, bendecida por el obispo Morell de Santa Cruz en 1755, y de la Virgen de la Purísima Concepción, Patrona de La Catedral.
También se localizan numerosos museos, iglesias, centros culturales e inmuebles muy vinculados a la época de la colonia, con unas 33 mil edificaciones construidas en su mayoría durante los siglos XVIII y XIX.
Para aquellos que se aventuran por la maraña de calles y callejones de la parte vieja habanera, está presente una red de pequeños inmuebles donde parece haberse detenido el tiempo y cuentan con todas las comodidades que exige el turismo moderno.
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