La capital cubana, plato fuerte en el variado menú de ofertas para los miles de turistas que visitan la isla, surge como una original mezcla de opciones avalada por un rico pasado colonial que dejó su sello en la urbe.
Desde las cálidas aguas de las playas del este de La Habana hasta colosos hoteleros tradicionales de la talla del Nacional o de nueva generación como el Occidental Miramar o el Meliá Cohiba, las oportunidades para el ocio están listas para responder a los gustos más exigentes.
En ese panorama un lugar especial corresponde a los establecimientos del Centro Histórico de la ciudad, con una trayectoria que se acerca ya a los 500 años, preferidos de aquellos que apuestan por la cultura, tradiciones y el sello singular de la zona.
Sitios únicos para los amantes del habano como el hotel Conde de Villanueva o al estilo de un monasterio en el caso de Los Frailes se complementan con las facilidades del Palacio de San Miguel, una atractiva propuesta para los amantes de la cultura y la intimidad.
Una posición envidiable lo sitúa a escasos metros del mar, con un paisaje urbano que integra en un todo a las fortalezas coloniales del antiguo sistema defensivo de la ciudad con el pintoresco espectáculo de los vendedores de artesanía.
La instalación se localiza en un edificio adquirido en 1916 por Antonio San Miguel y Segalá, ilustre ciudadano de esa época dedicado al periodismo y las letras, quien hizo además del inmueble un centro de reunión intelectual.
Escaleras de hierro fundido, balcones con relucientes barandas de mármol y 10 habitaciones repartidas en las tres plantas de la instalación están listas para recibir a los huéspedes, con excelentes vistas de la Bahía de La Habana y facilidades que van desde la climatización hasta televisión por satélite.
Una fachada de piedra de cantería sobresale en armonía con la herrería tradicional de inicios del siglo XX, unido a enchapes de mármol y vitrales rescatados tras un exhaustivo trabajo de restauración.
Un sello singular se añade con la presencia en cada habitación y salón del inmueble de fotos originales de la época, de la colección del propio San Miguel, que traen hasta nuestros días lo cotidiano de sucesos y personajes de antaño.
Los servicios del hotel cuentan con las facilidades de la terraza-mirador San Carlos, ubicada en el último piso y que ofrece una visión panorámica de la bahía, incluyendo las imponentes figuras del Castillo de los Tres Reyes del Morro y la fortaleza de La Fuerza.
Para eventos de protocolo, recepciones y cócteles se abren las puertas del Gran Salón de Palacio, unido a la posibilidad de contar con facilidades de comunicación por fax, procesamiento de textos y fotocopia de documentos.
En la gastronomía cuenta con un acogedor salón de desayuno capaz de recibir hasta 16 personas, donde se ofrecen comidas ligeras e incluso un menú para niños, mientras en el lobby bar los visitantes y huéspedes pueden disfrutar de bebidas tradicionales y un excelente café hecho con granos frescos, al estilo de la zona oriental de la isla.
Por todo ello, el Palacio de San Miguel incorpora una nueva opción de tradiciones, cultura e inspiración bohemia a las ofertas del grupo Habaguanex S.A. en el centro histórico de la capital cubana.
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