La mayor de Las Antillas, beneficiada con una envidiable posición geográfica a la entrada del Mar Caribe, apuesta fuerte por el ocio apoyada en sus atractivos naturales, con excelentes opciones para los amantes del entorno.
Entre las plazas destacadas en esa modalidad esta la provincia de Pinar del Río, donde existe un proyecto que combina el desarrollo sostenible y el turismo en la zona de la comunidad montañosa de Las Terrazas.
Su importancia e interés se realza con su ubicación en la Sierra del Rosario, plaza fuerte de la naturaleza en Cuba y declarada en 1985 por la UNESCO como Reserva de la Biosfera.
Esta experiencia se diseñó con el propósito de iniciar la explotación turística de la hermosa zona serrana, de innumerables valores naturales e históricos, como vía fundamental para reanimar la economía y mejorar la calidad de vida de sus pobladores.
Precisamente la comunidad Las Terrazas fue concebida como una ciudad en miniatura, con las instalaciones básicas para su funcionamiento urbanístico y un estilo constructivo que tiene como elemento clave la armonización de las edificaciones con el paisaje y el relieve.
El centro de la industria del ocio en ese territorio está en el Hotel Moka, levantado en el valle de San Juan al pie de la Loma del Salón, con un estilo que favorece el respeto a la flora, la cual a su vez contribuye a embellecer a este intimo inmueble de 26 habitaciones (25 estándares y una suite).
El complemento del descanso está en una infraestructura que apunta a la integración del turismo y la comunidad, tal es el caso de la "Fonda de Mercedes", concebida como un espacio que facilita el contacto del visitante con la familia cubana local con base en el rescate de las tradiciones culinarias de la misma.
Asimismo, esta Rancho Curujey, uno de los restaurantes mas atractivos y relajantes gracias a su ubicación junto a un lago y frente a la montaña, con una oferta que se fundamenta en la gastronomía cubana.
Esas peculiaridades son ofrecidas en un ambiente acogedor a los visitantes, en un entorno pleno de la belleza que aportan cerca de 800 especies de plantas y más de 70 de aves, muchas de ellas endémicas.
La historia del cultivo del café en la zona, a inicios del siglo XIX, es además uno de los platos fuertes que encuentran los vacacionistas en el restaurante Buenavista, ubicado en las ruinas de una hacienda de igual nombre dedicada al cultivo del grano y fundada por inmigrantes franceses.
Para la comida criolla está la Casa del Campesino, con los hábitos y costumbres de los habitantes rurales de la isla, construida incluso con los materiales de origen natural, el patio con animales domésticos, árboles frutales y jardines.
El intercambio directo con los habitantes de esa localidad es otra de las posibilidades que ofrece esta porción de la geografía occidental.
Los montañeses atesoran tradiciones y costumbres centenarias, vinculadas a las formas de cultivo, y manifestaciones artísticas de gran arraigo, como las controversias de poetas populares, serenatas y fiestas campesinas, reflejos fieles del modo de vida de los lugareños.
La propia Comunidad de Las Terrazas, con sus bonitas viviendas blancas, de techumbres coloridas, rodeadas de estanques y jardines, pone una nota muy peculiar a ese paisaje rural cubano.
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