El archipiélago cubano, sitio de características únicas en el Caribe por su riqueza natural, histórica y cultura, encierra en su geografía una diversidad de propuestas dirigidas al descanso en una amplia gama de destinos.
La mayor de Las Antillas se apoya además en su clima tropical, aguas cálidas y decenas de playas de blancas arenas en unos 600 kilómetros de la franja costera.
Las habituales propuestas de sol y playa se complementan con opciones novedosas como el turismo de naturaleza, el inmersionismo y la observación de aves.
En ese escenario destaca la región central de la mayor de Las Antillas –integrada por las provincias de Cienfuegos, Sancti Spiritus y Villa Clara – que brinda una fuerte carga de tradiciones e historia, combinada con las facilidades para el turismo náutico.
Cienfuegos cuenta con un producto turístico único, marcado por el potencial náutico que brinda la Bahía de Jagua – sede de importantes eventos deportivos – y pequeñas playas bañadas por el Mar Caribe, sitios ideales para la práctica del buceo.
Asimismo, para Villa Clara queda la novedad que brinda su cayería norte, sitio de importantes inversiones llamadas a convertirla a mediano plazo en un destino de preferencia para el ocio.
Un camino sobre el mar de 48 kilómetros de extensión sirve de enlace entre la mayor ínsula del archipiélago cubano y los cayos Santa María, Las Brujas, Ensenachos, Cobos, Majá, Fragoso, Francés, Las Picúas y Español de Adentro, entre otros.
Un sistema de canales se convierte en un verdadero laberinto acuático entre los cayos, a la vez que ofrece un enorme potencial para los programas de turismo de contemplación y la actividad náutica.
Mientras, Sancti Spiritus – con dos de los primeros asentamientos poblacionales fundados por los españoles en la isla – representa en la actualidad la fórmula perfecta para los amantes de la historia y el turismo.
La isla tiene además a su favor la herencia arquitectónica aportada por la presencia española y bajo la influencia europea de años posteriores a la época de la colonia.
Precisamente ese elemento convierte a la capital cubana, ubicada entre las siete primeras villas fundadas por los españoles – en aquel entonces San Cristóbal de La Habana –, en pieza clave de numerosos programas turísticos, en especial el centro histórico de la ciudad.
Esa zona de la urbe, conocida también como La Habana Vieja, fue clasificada en 1982 por la UNESCO como Patrimonio Cultural de La Humanidad, con un área de 4,5 kilómetros cuadrados rica en exponentes de la arquitectura colonial.
Por su parte Guantánamo, la más oriental de las provincias cubanas, concentra en Baracoa a su principal opción para el turismo internacional, además de conservar en su iglesia Parroquial a la única Cruz de Parra de las 29 que colocó Colón en distintos sitios del país durante el viaje de descubrimiento del llamado nuevo mundo.
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