La mayor de Las Antillas, destino turístico por excelencia en la región del Caribe, tiene a una de sus principales riquezas en la industria del ocio, apoyada en la diversidad de ofertas presentes en el escenario cubano.
Naturaleza, salud, cultura, historia y tradiciones se combinan con las opciones habituales de sol y playa para conformar una cartera de propuestas de gran atractivo para visitantes foráneos y vacacionistas nacionales.
En la actividad, Cuba combina la recreación y el ocio con tratamientos dirigidos a mejorar la calidad de vida, para lo cual se incluyen procedimientos novedosos que aprovechan las aguas termales existentes en varios sitios del país.
Además de las clínicas internacionales, farmacias, ópticas y entidades especializadas en el mejoramiento de la calidad de vida establecidos en los principales destinos turísticos del país, Cuba pone a disposición de los visitantes una amplia infraestructura.
Más de 280 hospitales, cuatro centenares de policlínicas, 116 centros estomatológicos y unos mil 500 establecimientos diversos se integran en una extensa red lista para responder a los requerimientos de la salud humana.
Unido a ello, elementos de historia y cultura llegan al turismo en los principales núcleos urbanos, donde destaca la propia capital, principal destino de ocio en el país y con un centro histórico pleno de atractivos.
Museos, iglesias, centros culturales e inmuebles muy vinculados a la época de la colonia se localizan en la urbe, con unas 33 mil edificaciones construidas en su mayoría durante los siglos XVIII y XIX.
También a las habituales ofertas se suman en los últimos tiempos aquellas modalidades que se vinculan con el entorno, con programas que constituyen verdaderas aventuras para aquellos que apuestan por la isla.
Los ecosistemas de montaña del país caribeño no escapan al dinámico crecimiento del sector, y ya muchas de las ofertas incluyen recorridos y estancias en esas áreas.
El potencial de esa actividad está en el relieve cubano, pues la nación cuenta con cuatro macizos montañosos que ocupan aproximadamente el 21 por ciento de la superficie total de la isla, además de acoger al 37 por ciento de las zonas boscosas.
En ese sentido, la zona oriental acoge a las mayores alturas de la isla, en complemento con aportes únicos como las formaciones que integran la Sierra de la Gran Piedra.
El nombre surge de uno de los valores geológicos más importantes de la provincia de Santiago de Cuba, representado en un enorme bloque de roca de origen volcánico, con unas dimensiones que incluyen 51 metros de largo, 25 de alto y 30 de ancho, con un peso estimado por encima de las 63 mil toneladas.
Asimismo, áreas protegidas, reservas de la biosfera, humedales y regiones con flora y fauna endémicas – posibles de ser observadas en toda su magnitud – están al alcance de todos mediante senderos especializados, creados para quienes arriban a la isla con ese interés.
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