El archipiélago cubano, situado estratégicamente en el área del Caribe, encierra en su geografía una mezcla de propuestas dirigidas a garantizar la expansión de la industria del ocio, con énfasis en los tradicionales programas de sol y playa.
En efecto, decenas de kilómetros de excelentes playas, con aguas transparentes y arenas finas, se combinan con una naturaleza exuberante y en perfecto estado de conservación para la recreación con un marcado carácter ecológico.
Por ello, el acercamiento a la naturaleza desde una opción de playa o ciudad añade además valor al producto turístico, y en especial Cuba, con una fauna que cuenta con unas 16 mil 500 especies descritas y donde algunos grupos zoológicos muestran un endemismo superior al 90 por ciento.
Mientras, el buceo – verdadero complemento de la industria del ocio – tiene a su disposición más de 70 mil kilómetros de la plataforma insular cubana, con unos cinco mil kilómetros de costas, bañadas a su vez por el Océano Atlántico y el Mar Caribe.
No obstante, el elemento cultural gana cada vez más espacio en el escenario turístico cubano, pues la isla suma una infraestructura orientada a la protección del potencial histórico y patrimonial.
Para ese propósito se cuenta con una amplia red de museos que supera ya las 300 instalaciones de los más variados diseños y contenido, de las cuales 14 clasifican como museos de arte, siete de ciencias y tecnología, cinco de etnografía y antropología y 68 de historia.
La principal plaza de la isla en esa actividad es, sin dudas, la capital, con una amplia gama de instalaciones para los gustos más diversos, muchas de ellas únicas en el país.
Con una historia cercana a los cinco siglos, la antigua villa de San Cristóbal de La Habana es uno de los más fieles exponentes de la arquitectura colonial de la isla y marcada por una notoriedad que comenzó desde fines del siglo XVI.
También llamada en aquella época Ciudad Antemural de las Indias Occidentales y Llave del Nuevo Mundo, representa en la actualidad un singular museo viviente de los más diversos estilos constructivos, reflejo de las etapas de desarrollo por las cuales atravesó la histórica urbe.
Cerca de 140 de las edificaciones localizadas en el centro histórico de la capital cuentan con un origen que se remonta a los siglos XVI y XVII, otras 200 al XVIII y más de 460 al XIX, conformando así una mezcla plena de atractivos para los gustos más exigentes.
El núcleo primario de la capital cubana conserva una verdadera colección de castillos, fortalezas e inmuebles de alto valor patrimonial, edificados en torno a un sistema de plazas, mezcladas con monasterios y templos.
Hacia el oriente, en la provincia de Granma, se encuentra el 48 por ciento de todos los sitios históricos del archipiélago cubano, con su ciudad cabecera –Bayamo – en calidad de Monumento Nacional y capital de la República en Armas al inicio de la guerra de independencia de 1868.
A su vez, Santiago de Cuba atesora recuerdos de más de 480 años, con un sistema defensivo que es considerado como el mayor exponente de la ingeniería militar renacentista europea en el Caribe, integrado por el Castillo de San Pedro de La Roca, el de La Estrella y la batería de La Socapa.
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