La mayor de Las Antillas, elemento dinámico en el escenario turístico caribeño, cuenta con una amplia gama de ofertas recreativas capaces de responder a la demanda de los miles de visitantes que acuden cada año a los diversos destinos del archipiélago. Las habituales propuestas de sol y playa se complementan con opciones novedosas como el turismo de naturaleza, el inmersionismo y la observación de aves.
En ese escenario destaca la región central de la mayor de Las Antillas –integrada por las provincias de Cienfuegos, Sancti Spiritus y Villa Clara – que brinda una fuerte carga de tradiciones e historia, combinada con las facilidades para el turismo náutico.
Cienfuegos, con su capital conocida como la Perla del Sur, cuenta con un producto turístico único, marcado por el potencial náutico que brinda la Bahía de Jagua – sede de importantes eventos deportivos – y pequeñas playas bañadas por el Mar Caribe, sitios ideales para la práctica del inmersionismo.
El mencionado territorio brinda además el atractivo de su Jardín Botánico (declarado monumento nacional), con más de mil 450 especies de plantas y entre ellas una de las 10 colecciones más importantes de palmas a nivel mundial.
Para Villa Clara queda la novedad que brinda su cayería norte, sitio de importantes inversiones llamadas a convertirla a mediano plazo en un destino de preferencia para el ocio.
Un camino sobre el mar – llamado predaplén – de 48 kilómetros de extensión sirve de enlace entre la mayor ínsula del archipiélago cubano y los cayos Santa María, Las Brujas, Ensenachos, Cobos, Majá, Fragoso, Francés, Las Picúas y Español de Adentro, entre otros.
En Villa Clara se localiza también el lago Hanabanilla, único con características intramontanas del país y alimentado por tres afluentes (ríos Negro, Hanabanilla y Guanayara), plaza ideal para los amantes de la naturaleza.
El ecoturismo tiene su plaza fuerte en el Hanabanilla, también uno de los mayores embalses artificiales del país y que se localiza al pie del macizo montañoso del Escambray.
Precisamente, la propuesta de naturaleza se consolida en esa zona, con facilidades en Topes de Collantes – a 800 metros de altura sobre el nivel del mar – con el Salto del Caburní, y las novedades arqueológicas de Caguanes, con sus notables sistemas cavernarios y cuevas inundadas.
Mientras, Sancti Spiritus – con dos de los primeros asentamientos poblacionales fundados por los españoles en la isla – representa en la actualidad la fórmula perfecta para los amantes de la historia y el turismo.
Con el aval de una existencia que se acerca a los cinco siglos, la llamada en sus inicios Villa del Espíritu Santo tuvo su asentamiento original en las márgenes del río Tuinicú, para trasladarse a orillas del Yayabo hacia 1552.
Cuarta entre las siete villas establecidas en la isla por los conquistadores en el siglo XVI, encierra valores arquitectónicos, históricos, tradiciones culturales y bellezas naturales, en una combinación atractiva y singular.
En ese propio territorio se localiza la antigua villa de la Trinidad, tercera de su tipo en el país – fundada en 1514 – y con el atractivo adicional de ser uno de los sitios mejor conservados del continente en cuanto a arquitectura colonial.
Cada una de las opciones turísticas de la zona central cubana cuenta con su peculiar sello de historia y tradiciones, verdadero complemento de las ofertas habituales de sol y playa, a las cuales se suma ahora la naturaleza con los atractivos de una región casi virgen.
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