La capital cubana, principal destino turístico de la mayor de Las Antillas, dispone en sus límites de una verdadera combinación de propuestas que van desde las tradicionales ofertas de sol y playa hasta aquellas orientadas a segmentos determinados de visitantes.
En especial destaca el centro histórico de la urbe, el cual atesora en sus calles diversos exponentes de la época colonial convertidos ahora en atractivos para los vacacionistas.
Instalaciones culturales e históricas, comercios y hospedajes destinados al turismo conforman una oferta difícil de olvidar para aquellos que escogen a la capital como destino de su estancia en la mayor de Las Antillas.
En ese escenario destacan en especial propuestas únicas, como es el caso del hotel Conde de Villanueva, bajo gestión de la compañía Habaguanex S.A., y dedicado al culto del Habano, uno de los productos cubanos con más fama e historia en el panorama internacional.
El establecimiento se localiza en la mansión de Claudio Martínez de Pinillo, quien ostentara el título nobiliario de Conde de Villanueva, y toma de ese personaje su denominación actual, con una arquitectura que recuerda a las construcciones del siglo XVIII.
Un toque peculiar ratifica el vínculo del hostal con el Habano, pues cada uno de los cuartos y estancias están bautizados con nombres de famosas zonas y fincas tabacaleras de la mayor de Las Antillas.
Mientras, en el Hotel del Tejadillo 17 de sus 32 habitaciones (de ellas dos suites) cuentan con cocina propia, lo cual permite a los huéspedes interesados elaborar sus propios alimentos.
Esa modalidad, extendida a nivel mundial, constituye una novedad en la hotelería cubana, por lo cual el centro dispone solo de una cafetería para desayunos que opera con el nombre de Catedral y los servicios del snack-bar San Carlos, unido al bazar Doña Regla donde se venden alimentos y bebidas a los huéspedes.
Otro de los sitios de características inigualables es el de Los Frailes, diseñado al estilo de un monasterio medieval y con el atractivo de 22 habitaciones climatizadas (de ellas cuatro con la categoría de minisuites), y un pequeño bar-cafetería que recuerda a un mesón de la época.
Entre las propuestas de Habaguanex está además el Hotel Raquel, con 25 confortables habitaciones dobles, climatizadas y de lujoso diseño, distribuidas en tres niveles y bajo el dominio de una admirable línea decorativa.
Según entendidos, su nombre bíblico y algunos de sus espacios – el lobby bar Lejaim, el restaurante Jardín del Edén y la boutique Bezalel – constituyen una evocación alegórica a la cultura hebrea en la isla.
A los anteriores se suma el Hotel Telégrafo, inaugurado en 1885 y convertido desde finales del siglo XIX en singular atractivo para los visitantes al ubicarse entre los más prestigiosos establecimientos de la época y en uno de los 11 mejores hoteles de América Latina.
Hacia 1911, los teléfonos ubicados en sus habitaciones y en las mesas del restaurante, verdadero privilegio para aquella época, aportaban un toque único en el entorno de las numerosas instalaciones de la hotelería cubana.
Tras la modernización realizada a inicios del actual siglo, existen opciones insospechadas bajo el aire colonial de la instalación, como es el caso de un centro de conexión a Internet, teléfonos celulares en las habitaciones, mensajería e incluso en el futuro facilidades para videoteléfonos.
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