La mayor de Las Antillas, ubicada en una posición estratégica para el turismo en el Caribe, se apoya en su riqueza natural, cultural e histórica para el diseño de las más diversas opciones de recreación y ocio.
Unido a las decenas de excelentes playas repartidas por la geografía nacional, la isla cuenta con la herencia arquitectónica aportada por la presencia española y bajo la influencia europea de años posteriores a la época de la colonia.
Precisamente ese elemento convierte a la capital cubana, ubicada entre las siete primeras villas fundadas por los españoles – en aquel entonces San Cristóbal de La Habana –, en pieza clave de numerosos programas turísticos, en especial el centro histórico de la ciudad.
Esa zona de la urbe, conocida también como La Habana Vieja, fue clasificada en 1982 por la UNESCO como Patrimonio Cultural de La Humanidad, con un área de 4,5 kilómetros cuadrados rica en exponentes de la arquitectura colonial, costumbres y tradiciones de casi cinco siglos.
En ese sentido, para aquellos que prefieren compartir su estancia con un entorno pleno de recuerdos centenarios, la compañía Habaguanex S.A. brinda facilidades de alojamiento en una red de hoteles situada en el centro histórico.
Cabe destacar que el núcleo primario de la capital cubana conserva una verdadera colección de castillos, fortalezas e inmuebles de alto valor patrimonial, edificados en torno a un sistema de plazas, mezcladas con monasterios y templos.
Esos espacios abiertos marcaron el entramado de la llamada ciudad intramuros, con especial destaque para las plazas de Armas, de la Catedral, la llamada Vieja, del Cristo y la de San Francisco.
La Habana, también llamada siglos atrás Ciudad Antemural de las Indias Occidentales y Llave del Nuevo Mundo, representa en la actualidad un singular museo viviente de los más diversos estilos constructivos, reflejo de las etapas de desarrollo por las cuales atravesó la histórica urbe.
Entre las instalaciones dispuestas destaca el Hotel Beltrán de Santa Cruz, con 11 habitaciones y ubicado en una elegante casona del siglo XVIII, enclavada muy cerca de la Plaza Vieja, la cual abrió sus puertas convertida en una acogedora hospedería.
Según las tradiciones, en ese inmueble fueron atendidas varias de las más relevantes personalidades que visitaron la urbe en ese periodo, entre ellas el naturalista alemán Alejandro de Humboldt, así como los príncipes franceses Conde de Beaujolais y los Duques de Montpensier y Orleans.
También destaca el Santa Isabel, situado en la antigua Casa del Conde de Santovenia, construida a principios del siglo XVIII y vendida posteriormente a un estadounidense, para operar bajo su actual nombre de 1867 a 1887.
Las habitaciones del establecimiento – 27 en total y de ellas 10 junior suites –, disponen del atractivo adicional que aporta un mobiliario de estilo colonial, con camas trabajadas en hierro y el complemento de pequeñas terrazas para los cuartos localizados en el tercer piso.
Pero el mayor interés surge de su privilegiada ubicación, pues está situada a escasos metros del lugar donde se realizó la primera misa y el primer cabildo, todo ello vinculado a la fundación de la entonces Villa de San Cristóbal de La Habana.
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