El archipiélago cubano, ubicado en una posición estratégica para el turismo en el Caribe, encuentra en el entorno marino un complemento único con vistas al desarrollo de las más diversas opciones de la industria del ocio.
Temperaturas agradables en las aguas favorecen el aprovechamiento de esos atractivos con la promoción de propuestas concentradas en las actividades de la náutica.
En ese sentido, el buceo tiene a su disposición más de 70 mil kilómetros de la plataforma insular cubana, con unos cinco mil kilómetros de costas, bañadas a su vez por el Océano Atlántico y el Mar Caribe.
Cerca de seis mil 500 variedades de peces, crustáceos, esponjas y moluscos, acompañados de numerosas especies de corales, convierten a la isla en uno de los ecosistemas submarinos mejor conservados de la región.
En muchas ocasiones, las inmersiones se realizan directamente desde la costa, donde de inmediato aparecen especies coralinas como el cuerno de alce, cerebro, abanicos de mar, corales de hojas, de estrella y ramilletes de novia.
Tres decenas de centros especializados en buceo operan en todo el territorio del país caribeño, con facilidades para cursos de iniciación e inmersiones en barreras coralinas y cavernas, todo ello bajo los parámetros exigidos a nivel internacional en esa actividad.
Unido a ello, está el desarrollo de centros capaces de combinar el conocimiento del ambiente marino con la recreación y descanso sin distinción de edades.
Entre las instalaciones de ese tipo destaca el Acuario Nacional de Cuba, entre cuyos atractivos destaca un estanque donde se exhiben varias decenas de ejemplares de tortugas marinas de especies como la caguama, carey y tortuga verde.
Uno de los logros científicos de la institución es la reproducción natural, cubriendo 380 metros cuadrados de un bosque de mangle, con ejemplares marinos típicos de ese ecosistema tropical.
A su vez, el polo turístico de la oriental provincia cubana de Holguín, envuelto en una estrategia de franca expansión, reserva a los visitantes el increíble atractivo de Cayo Naranjo y la sorpresa de un acuario en medio del mar.
Situado en la bahía de igual nombre, el centro cuenta con acceso sólo a través de rápidas embarcaciones que trasladan a los visitantes desde la cercana costa, llamados por el deleite de contemplar las más diversas especies marinas e incluso disfrutar un refrescante baño con algunas de ellas.
En efecto, delfines entrenados ofrecen increíbles espectáculos de habilidades y comparten el mar con aquellos vacacionistas que estén dispuestos a la aventura, para brindar una imagen donde los bailes, saltos y rápidos desplazamientos hacen la alegría de grandes y pequeños.
Mientras, en el oriente el Parque Baconao encierra la particularidad de contar con un acuario, el cual permite el conocimiento de la fauna marina del Caribe en sus estanques, túneles y todo aquello necesario para el disfrute de las especies que allí viven.
Delfines y focas completan las delicias de grandes y chicos con sus travesuras y habilidades, en una especie de pausa a la vez necesaria y refrescante, con un túnel de 30 metros bajo el mar donde los visitantes observan a las especies en su propio hábitat.
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