El archipiélago cubano, beneficiado con una ubicación geográfica en la región del Caribe, combina en la época de verano los atractivos de sus excelentes playas con un clima tropical que invita a disfrutar de las aguas del mar que lo rodean.
Con una temperatura promedio de 24,6 grados centígrados, la mayor de Las Antillas tiene en la llegada del verano el incentivo para la afluencia de visitantes – nacionales y extranjeros – a las decenas de playas localizadas por doquier.
Esa época del año es precisamente la preferida por los cubanos para el descanso, en coincidencia con las vacaciones escolares y laborales en muchas partes del país, a lo cual se suman festividades de la más variada índole para complementar una oferta capaz de responder a todos los gustos.
Ni siquiera la propia capital, plena de encantos propios de una urbe con casi cinco siglos de historia, escapa a la influencia de las playas, pues hacia el este se localiza el llamado Circuito Azul, con más de 15 kilómetros de franja costera, con especial destaque para el sitio conocido como Santa María del Mar.
En su vecina La Habana, Jibacoa capta la atención de los visitantes, gracias al peculiar diseño de un sitio de tranquilas aguas, flanqueadas por elevaciones de hasta 100 metros de altura paralelas a la costa, con una agradable sensación de privacidad.
En el occidente cubano, el famoso balneario de Varadero – ubicado con sus 22 kilómetros de playas en la Península de Hicacos – está a la orden de los amantes de un mar con las más variadas tonalidades, y que baña además a una franja de finísimas arenas blancas.
Hacia la zona central del país caribeño, la Península de Ancón ostenta el mérito de contar con las mejores playas de la Costa Sur cubana, con fondos marinos de escarpado relieve y con abundante presencia del coral negro.
Mientras, en Villa Clara cayo Santa María acoge en apenas 13 kilómetros de extensión amplias extensiones de arena y mar prácticamente vírgenes, listas para el deleite de los clientes más exigentes.
El oriente cubano no se queda atrás en ofertas de sol y mar, con el peso fundamental en Holguín, donde se encuentra Bariay, punto por donde desembarco allá por 1492 el almirante Cristóbal Colón, y acompañado de lugares conocidos en el mundo del ocio como Guardalavaca, Playa Esmeralda y Pesquero.
El verano es también la época de los planes, desde encuentros entre amigos hasta visitas a las salas de cine, teatro y espectáculos nocturnos en plazas de primera línea como el famoso cabaret Tropicana, o simplemente andar por las calles de las principales urbes de la isla y disfrutar de una agradable vida nocturna.
También muchos visitantes aprovechan la época para refugiarse en el frescor que brindan los numerosos centros dedicados al culto de la gastronomía cubana e internacional, donde a disposición de los clientes están las ofertas más relevantes de la historia culinaria del país caribeño.
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