La naturaleza cubana, rica en especies únicas de la flora y la fauna gracias a un clima tropical, encierra en el oriente de la isla numerosos tesoros que ratifican su atractivo para los miles de visitantes que acuden cada año a la mayor de Las Antillas.
Unido a las propuestas de sol, playas, historia y cultura, el acceso a sitios únicos desde el punto de vista del entorno constituye un elemento adicional en los esfuerzos por potenciar la industria del ocio en el país.
En esa dirección destaca precisamente la oriental provincia de Holguín, convertida en un destino turístico marcado por la dinámica expansión de su infraestructura.
Entre las propuestas únicas destaca Cayo Naranjo, el cual aporta además la sorpresa de un acuario en medio del mar.
Situado en la bahía de igual nombre, el centro cuenta con acceso sólo a través de rápidas embarcaciones que trasladan a los visitantes desde la cercana costa, llamados por el deleite de contemplar las más diversas especies marinas e incluso disfrutar un refrescante baño con algunas de ellas.
Tres decenas de kilómetros de costas con cinco playas naturales, asentamientos arqueológicos, cuevas y cayos vírgenes se integran a una oferta que muestra como complemento una barrera coralina de seis kilómetros de extensión, excelente para la práctica del buceo.
A lo anterior se añade Cayo Saetía, a la entrada de la Bahía de Nipe, considerado el mayor coto de caza del país y con amplia existencia de las más variadas especies.
En sus 42 kilómetros cuadrados de extensión, el islote muestra más de la mitad del territorio poblada de bosques, lo cual sirve a su vez de abrigo a una fauna diversa, con venados de cola blanca, cebras y antílopes.
En cuanto a la caza, esta actividad se realiza en estricta observancia de las regulaciones establecidas, tanto nacionales como internacionales, para evitar daños al hábitat de la zona y preservar el entorno natural.
Bajo una concepción de Parque Natural, Cayo Saetía mantiene una virginidad no invadida por la mano del hombre y que permite la conservación hasta nuestros días de la flora y la fauna originales.
Los visitantes pueden acceder a los puntos más diversos del islote utilizando vehículos adecuados para esos empeños, y en su recorrido se tropiezan con jabalíes, búfalos, avestruces, pavos reales, cebras, tocororos, antílopes, jutías y toros salvajes.
En el propio territorio de Holguín está la playa de Guardalavaca, una perfecta combinación de arena fina y mar, marcada por las cercanías de las montañas y el verde de la vegetación.
Para los amantes del ecoturismo resaltan los atractivos singulares de las zonas cercanas a Sierra Cristal, donde se localizan exponentes únicos de la flora cubana como palmas, cocoteros, frutas tropicales, helechos y árboles de maderas preciosas.
Mientras, los practicantes del inmersionismo cuentan con la opción única del Tanque Azul de Caletones, una caverna inundada que tiene además la peculiaridad de encontrarse dentro de la ruta más importante de aves migratorias de la región.
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