Convertido en paso imprescindible en el enlace vial que une a la provincia de La Habana con el famoso balneario de Varadero, el Puente de Bacunayagua suma a su imponente estructura los atractivos de una exhuberante naturaleza y los servicios de 24 horas de un mirador.
El establecimiento, operado por la cadena RUMBOS, complementa la oferta de un paraje donde la mano del hombre y el propio entorno se mezclan para ofrecer en un alto del camino un ambiente propicio al descanso y el placer.
El Mirador, localizado en una pequeña elevación, brinda la posibilidad de apreciar en toda su magnitud al puente de Bacunayagua, considerado precisamente el límite tradicional entre las provincias de Matanzas y La Habana, ambas en el occidente de la mayor de Las Antillas.
La obra está considerada por los especialistas como una de las siete maravillas de la ingeniería civil de Cuba en todos los tiempos, con una altura de 110 metros y que fuera construída entre los años 1956 y 1960.
Para muchos viajeros, el tránsito por esa parte de la vía los sorprende con una imagen donde las aves vuelan incluso a niveles inferiores a los de los vehículos, en tanto las majestuosas figuras de las palmas reales se presentan ante los viajeros como minúsculos arbustos desde las alturas.
Ese panorama se abre con mayor precisión desde los balcones del Mirador, donde para los visitantes está disponible en todo su esplendor la vista del Valle de Yumurí, con paisajes que van desde el azul del mar a escenas típicas de la campiña cubana, según el lado hacia el cual se dirija la vista.
Las potencialidades del entorno ofrecen las condiciones ideales para el desarrollo del senderismo, como parte de un programa de turismo que constituye una opción más en aquellos vacacionistas interesados en explorar cada tramo de la geografía cubana.
La propuesta del Mirador de Bacunayagua en ese sentido incluye un recorrido de unos dos kilómetros, durante el cual el visitante dispone de facilidades para contemplar ejemplares de las cerca de 70 especies de la flora y la fauna registradas hasta el momento.
A todo ello se suman las caminatas o paseos en botes de remos hasta llegar a la orilla del mar, junto al añadido de un exquisito almuerzo con platos tradicionales de la isla, acompañados de un espectáculo de música campesina.
Los proyectos a corto plazo son muchos y van desde un paquete opcional con alojamiento en Varadero o Ciudad de La Habana, recorridos por la ciudad de Matanzas -conocida tambi‚n como la Atenas de Cuba- y paseos a caballo por el Valle de Yumurí, para finalmente concluir con una oferta de la cocina criolla.
No obstante, la instalación ya tiene su fama, reflejada en la estelaridad de su "piña colada", la cual se prepara desde hace más de cuatro años con ingredientes naturales frescos y que cuenta con su público entre los miles de visitantes que transitan por el puente.
Cada vez son más los turistas que hacen un alto en su trayecto -de común acuerdo con las agencias de viajes- con vistas a conocer el centro y disfrutar de su producto estrella, siempre a gusto del consumidor que puede añadirle un toque de ron cubano, rodeado del inigualable paisaje que les rodea.
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