La industria turística cubana, con su característica oferta de sol y playa, tiene además como complemento los variados atractivos que encierran las diversas provincias del país, cada una de ellas con su toque peculiar.
Tal es el caso de Camagüey, donde en la localidad de Florida el hotel de igual nombre constituye una excelente opción que invita al descanso y la recreación, además de ofrecer el acceso a programas de turismo especializado.
Las 74 habitaciones de la instalación ponen a la disposición de los visitantes las facilidades de la modernidad para el ocio, con climatización, servicios de televisión por satélite y cajas de seguridad.
Durante la estancia en el Hotel Florida, los huéspedes pueden disfrutar de la piscina, la cafetería y el bar, así como de las áreas de recreación que incluyen un cabaret, actividades de animación y una sala de juegos.
Las ofertas gastronómicas tienen su espacio en el ranchón El Caney y el restaurante La Volantica, donde los vacacionistas disfrutan de las más diversas opciones culinarias con platos típicos de la región, confeccionados por excelentes maestros de cocina y repostería.
Asimismo, tienen la posibilidad de consumir también agradables ensaladas y jugos, elaborados con vegetales, hortalizas y frutas de estación.
La estancia en el Hotel Florida resulta apacible y gratificante, pues aunque se encuentra en el área aledaña a la ciudad de igual nombre, brinda a sus huéspedes un ambiente tranquilo, matizado por los jardines que aportan a la instalación un entorno que recuerda siempre la belleza de la naturaleza.
El establecimiento es considerado además como un destino único para los amantes de la caza y la pesca, al facilitar el disfrute de uno de los mejores cotos del país donde se practican las mencionadas actividades.
Además, su localización a 38 kilómetros de la ciudad de Camagüey, capital de la provincia de igual nombre, permite el acceso por vía aérea a través del aeropuerto de ese territorio.
También la cercanía de la antigua Santa María del Puerto del Príncipe, surgida en un inicio como villa costera, aporta el atractivo peculiar de una historia centenaria y de elementos característicos como los famosos tinajones.
Esos enormes recipientes de barro cocido, utilizados siglos atrás para almacenar el agua de lluvia con destino al consumo humano, adornan jardines y parques, aportando un toque de distinción a una urbe que refleja por doquier los recuerdos de una época colonial pasada.
Camagüey sigue siendo una ciudad con templos de una sola torre, fachadas con guardapolvos y pilastras, ventanas con artísticos enrejados, casas de portales interiores y techos de rojas tejas, signos de una arquitectura sobria y a la vez llamativa, todo ello ubicado en un verdadero laberinto de callejones.
En toda la provincia, 125 kilómetros de excelentes playas se ofrecen a los visitantes interesados en combinar la historia con el ocio, complementados con las alturas de la Sierra de Cubitas para los amantes del ecoturismo.
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