La mayor de Las Antillas, considerada por muchos como un destino turístico de dinamico desarrollo en el Caribe, complementa su oferta para los visitantes con un entorno donde la historia está siempre presente, en algunos casos incluso con el toque de una campana.
Precisamente ese es el ejemplo característico que marca el comienzo de la gesta de independencia conocida como Guerra de los Diez Años (1868-1878), punto de partida de una época de lucha que sacó a Cuba de las manos del colonialismo español.
La Demajagua, antiguo ingenio azucarero ubicado en las cercanías de Manzanillo (actual provincia oriental de Granma), uno más entre las centenares de fábricas de su tipo existentes en la isla como parte del incipiente desarrollo de la industria del dulce, recibió sin proponérselo el honor de ocupar un lugar relevante en la historia.
Precisamente en ese sitio, con sus dotaciones de esclavos y capataces que día tras día se sumergían en verdes y extensos campos de caña de az£car, comenzó el alzamiento popular que llevó al enfrentamiento armado de los criollos contra la metrópoli europea.
El 10 de octubre de 1868, recordada ahora por los cubanos en su calendario por el inicio de la guerra de independencia, la campana de La Demajagua llamó a su dotacion -libres y sometidos- a congregarse como en los momentos de peligro, aunque en esa ocasión el motivo era otro: un llamado general a la lucha.
El propietario del ingenio y considerado también Padre de la Patria, Carlos Manuel de Céspedes, sumó al sonido de la campana su decisión de liberar a sus esclavos e invitarlos a incorporarse a la lucha por la independencia.
Un tercer hecho nos lleva a la fama de La Demajagua, al acoger a los patriotas que apoyaron el levantamiento, y servir de plataforma para el lanzamiento del Manifiesto que lleva su nombre, contentivo de la declaración de Guerra contra el colonialismo y los objetivos de la contienda bélica para los cubanos.
Terratenientes criollos, campesinos, esclavos, artesanos negros y mulatos libres sumaron sus fuerzas en calidad de factores motrices para la confrontación armada, como un río que fue sumando a su paso a obreros, comerciantes, combatientes llegados del extranjero e incluso españoles, convencidos de la justeza de esa causa.
De ese hecho solo nos llegan hasta nuestros días algunos restos del ingenio, destruído por una combinación de factores que van desde la guerra hasta las inclemencias del tiempo, incapaces no obstante de borrar por completo a las enormes ruedas dentadas pertenecientes a su maquinaria y que hoy reposan majestuosas a la sombra de un árbol.
Asimismo la campana, testigo y partícipe de los hechos, figura como un elemento histórico de reconocido valor por las actuales generaciones, objeto de curiosidad e interés para los miles de visitantes que acuden a conocer el pasado de la isla, en perfecta combinación con los atractivos naturales.
La Demajagua, convertida en un Parque Nacional que lleva su nombre, se inserta en la oriental provincia cubana de Granma, rodeada de una zona montañosa donde se combinan las tradiciones con la naturaleza y que encierra casi el 40 por ciento de la historia de lucha de la mayor de Las Antillas.
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