La capital cubana, principal polo turístico de la mayor de Las Antillas, ofrece a los visitantes las mas variadas opciones para el ocio, apoyada en programas de sol y playa, historia, cultura y naturaleza.
En esa última modalidad, de gran demanda entre los vacacionistas, la ciudad se apoya en el atractivo que ofrece el Jardín Botánico Nacional de Cuba, considerado por muchos como un verdadero paraíso tropical en la isla.
El desarrollo de ese sitio se remonta a 1968, para abrir sus puertas al público hacia 1994, con una superficie actual cercana a las 600 hectáreas y donde las áreas se distribuyen organizadamente en zonas fitogeográficas, colecciones especiales, pabellones de exposición y espacios recreativos.
Como parte del jardín, en 120 hectáreas se exhibe una representación de siete formaciones vegetales primarias de llanuras y colinas de Cuba, entre ellas el matorral costero cubano, montes secos, bosques, mogotes, montes de júcaro y palmas, montes de la región oriental del país, pinares y vegetación de serpentina.
También el jardín cuenta con áreas de campos en las que se representan colecciones de la flora tropical de Australia, Oceanía, Asia, África, América del Sur, América Central, Antillas y México.
El tesoro natural mantiene colecciones vivas con más de cuatro mil especies, así como instalaciones bajo techo para mostrar la vegetación de ambientes desérticos, semidesérticos y de bosques húmedos tropicales.
Dentro de la propia instalación se localizan atractivos como el llamado Jardín Japonés, con una extensión de cinco hectáreas y plantas características de esa región asiática.
Ese peculiar sitio cuenta además con una hermosa cascada que se puede contemplar desde el mirador o a partir de una terraza de lajas de piedra sobre el borde del lago, habitado por carpas multicolores traídas del Japón.
Asimismo, opera el restaurante ecológico El Bambú, con varias decenas de platos elaborados a partir de vegetales, complementados con plantas aromáticas cultivadas en el lugar y la miel de abejas obtenida en las colmenas del sitio.
La propuesta gastronómica incluye sopas, los platos horneados al sol, aderezos, postres típicos, jugos e infusiones naturales, el delicioso helado que se elabora mezclando viandas con pulpa de frutas y miel de abejas.
Las propuestas de la cocina criolla tradicional se encuentran en el Ranchón, acompañadas de bebidas tropicales de excelente calidad y jugos elaborados con las frutas que se cosechan en el propio Jardín Botánico.
En el Jardín Botánico Nacional el espacio para las investigaciones esta en la residencia científica, con facilidades para el alojamiento y las comodidades necesarias para aquellos que acuden al lugar con propósitos de estudio.
Por todo ello, la institución figura como una opción de naturaleza que complementa los atractivos de la capital cubana, con una historia centenaria que resalta el potencial turístico de una ciudad de mas de dos millones de habitantes y visitada cada año por miles de vacacionistas.
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