El archipiélago cubano, favorecido por una ubicación geográfica única, naturaleza exuberante y centenares de kilómetros de excelentes playas, se apoya también en sus costumbres para diseñar una oferta con destino al turismo internacional.
El mes de diciembre, en plena época de la temporada alta de la industria del ocio en los diversos destinos turísticos del país, es además una etapa de fiestas, tradiciones e historia con un origen que se remonta a la colonia.
La llegada de los españoles a Cuba se vio acompañada de las costumbres establecidas por la religión católica, las cuales se extendieron paulatinamente a todos los rincones de la nación caribeña.
Con el paso de los años, se consolidaron en la mayor de Las Antillas las celebraciones de los últimos días de diciembre e inicios de enero, en especial la nochebuena (vísperas de Navidad), fin de año, año nuevo y día de reyes.
En el entorno cubano, esos festejos revisten por lo general un carácter familiar, aunque en las localidades rurales el disfrute colectivo tiene su espacio en la organización de juegos diversos y competencias.
El 24 de diciembre (nochebuena y víspera de Navidad) se erige en la isla como el momento en el cual todos los integrantes de una familia -vivan o no bajo el mismo techo- se reúnen en un lugar para conmemorar la fecha.
Por supuesto, para los pobladores del país esa festividad se vincula con una oferta gastronómica tradicional de comidas y bebidas, en especial el cerdo asado, congri (arroz elaborado con frijoles negros), la yuca con mojo y postres caseros.
Vinos y cerveza bien fría complementan el menú, al cual se incorporan como recuerdo de España los turrones, además de nueces, avellanas o dátiles.
La navidad -una de las celebraciones más importantes del mundo cristiano- también tiene su sello especial en el plato principal, el pavo relleno, acompañado de licores similares a los consumidos habitualmente en Nochebuena.
En épocas anteriores, ganaron popularidad verbenas y tómbolas en parques y áreas abiertas, con recreaciones variadas, rifas y bailes públicos.
El 31 de diciembre se abre nuevamente un espacio para la familia, con un menú similar de cerdo y bebidas, aunque se añade el detalle peculiar de las 12 uvas, las cuales se consumen al filo de la medianoche para despedir el año.
Por supuesto, para los miles de visitantes que apuestan por Cuba en esas fechas, también surgen las opciones de disfrutar de las tradiciones festivas de la población, donde la habitual hospitalidad de sus habitantes se refuerza con el ambiente de jolgorio que reina por esos días.
Fiestas populares, espectáculos culturales diversos, fuegos artificiales, cenas y una variada opción gastronómica dominan el panorama en las ciudades de la isla y las comunidades rurales, donde existen costumbres para todos los gustos.
En tal sentido, diciembre también encierra su atractivo especial para el turismo, pues al ocio se suma la oportunidad de compartir las fiestas en instalaciones hoteleras, centros nocturnos, restaurantes, cabarets o simplemente en casa de amistades.
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