Con un fuerte componente de los sectores agrícolas y pesquero en su base económica, la provincia de La Habana –surgida como resultado de la nueva división político-administrativa de 1975– tiene en sus playas de blancas arenas y en el tranquilo entorno de sus campos dos elementos de alta significación para potenciar el desarrollo turístico. Desde siempre Jibacoa, un polo turístico localizado en el noreste de La Habana, ha atraído la atención de nacionales y foráneos por la excelente calidad de sus playas, de aguas cálidas y tranquilas que al estar flanqueadas por elevaciones de hasta 100 metros de altura que discurren paralelamente a la costa confieren al lugar una incomparable sensación de privacidad.
Sectores acantilados, un fondo marino rico y muy bien conservado y el disfrute de hermosas visuales, constituyen otros atributos que junto a la exuberante vegetación que rodea su entorno realzan los valores turísticos de esta zona, virtualmente ubicada a mitad de camino entre la capital cubana y el balneario de Varadero.
Muy cerca de allí, Puerto Escondido y el Peñón del Fraile ofrecen al visitante la posibilidad de disfrutar de un hermoso paisaje marino y advertir, además, la presencia de numerosos pozos para la extracción de petróleo y gas, una actividad que cobra creciente importancia en la economía habanera.
Camino a la Ciudad de La Habana, en el poblado de Santa Cruz del Norte se encuentra la mayor planta productora de ron de América Latina, en cuyas bodegas nace el famoso ron Havana Club. En el litoral de esta pequeña localidad numerosas bases de campismo representan una posibilidad más de disfrutar, en instalaciones más económicas, de las playas habaneras.
Hay que continuar avanzando hacia el occidente y dejar atrás la capital cubana para acceder al otro balneario de importancia de la provincia La Habana: El Salado, distante a poco más de 30 kilómetros del aeropuerto internacional José Martí y con una íntima playa protegida por un arrecife coralino, lo que propicia la existencia de magníficas condiciones para la práctica del buceo. Desde allí resulta fácil desplazarse hasta Artemisa, donde el área de recursos manejados Rancho Azucarero y las ruinas del célebre cafetal La Angerona merecen la atención del visitante.
Tierra adentro La Habana tiene otros muchos atractivos que mostrar, entre éstos el único Museo del Humor de la Isla, situado en la localidad de San Antonio de los Baños, sede tradicional de las Bienales Internacionales del Humor; las Escaleras de Jaruco, que muestran un paisaje singular resultante de la propia topografía del terreno y donde la existencia de numerosos farallones y cavernas la convierten en escenario para la práctica del turismo de aventuras y el espeleoturismo.
En la costa sur, el Surgidero de Batabanó (puerto de enlace marítimo con la Isla de la Juventud) proporcion la oportunidad de conocer una de las principales reservas de esponjas marinas del archipiélago cubano y un importante centro de captura de quelonios y crustáceos.
|