Región predominantemente montañosa, de muy marcados contrastes y donde único pueden localizarse en la Isla zonas de paisaje semidesértico, Guantánamo es la más oriental de las provincias cubanas.
Poco más de 900 kilómetros separan a la capital cubana de este territorio (parte del cual es ilegalmente ocupado por una base aeronaval estadounidense), que tiene en Baracoa, la Ciudad Primada de Cuba, su puerta de entrada al turismo internacional.
Nuestra Señora de la Asunción de Baracoa (1512) fue la primera de las siete villas fundadas en la mayor de las Antillas por el Adelantado español Diego Velázquez, convirtiéndose de hecho en la primera capital y el primer Obispado.
Hoy constituye un pintoresco poblado de poco más de 900 km2 de superficie, en cuyo entorno se conservan zonas boscosas similares a las de los tiempos de la conquista y al cual muchos identifican con una sui-géneris elevación de cima aplanada bautizada como el Yunque de Baracoa.
El propio acceso por tierra a esta localidad constituye de por sí un atractivo para el visitante, pues debe hacerse a través de La Farola, un serpenteante viaducto construido en la primera mitad de la década de 1960, en el que existen 11 puentes colgando al vacío y cuya altura máxima se localiza en el lugar conocido como Altos de Cotilla, a 600 metros sobre el nivel del mar. No obstante, la ciudad dispone de un aeropuerto nacional en el cual operan aeronaves de mediano y pequeño porte.
En Baracoa se conservan aún claras evidencias del sólido sistema de fortalezas coloniales que la defendían del asedio de piratas y corsarios, como los fuertes Matachín, sede del Museo Municipal, La Punta y Seboruco; los torreones de Joa y Caguase, o el propio Castillo de la villa, devenido confortable hotel.
Pero además, en su iglesia parroquial se preserva la única Cruz de la Parra (primer símbolo cristiano aparecido en la Isla) de las 29 que colocó en distintos sitios el almirante genovés Cristóbal Colón durante su viaje de descubrimiento del llamado Nuevo Mundo.
El obelisco de Duaba, colocado en el lugar por donde desembarcara el 1ro. de diciembre de 1895 el lugarteniente general del Ejército Libertador, Antonio Maceo y Grajales, uno de los más relevantes próceres de la independencia nacional; los ríos Miel, Duaba, Yumurí y Toa, todos apropiados para un paseo en cayuca (embarcación típica de la región); y el Paso de los Alemanes, una montaña partida en forma de cuña interpuesta en el camino que conduce a la Punta de Maisí, el extremo más oriental de la Isla, son puntos a tener en consideración en la ruta de todo visitante.
También la playa Maguana; los tibaracones del Alto del Pino, llamativos fenómenos naturales; las terrazas de La Máquina, o los Monitongos de Hatibonico y el Parque Nacional Alejandro de Humboldt, este último localizado en el macizo montañoso Moa-Sagua-Baracoa y donde convergen los ríos más caudalosos y los bosques mejor conservados del país.
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