Nunca antes tan hermosa cosa vido, fueron las palabras que –según los testimonios históricos– pronunciara el 27 de octubre de 1492 el gran almirante de la Mar Océana, Cristóbal Colón, al pisar por primera vez suelo cubano en un perdido punto del litoral oriental, Bariay, inscripto en la actualidad dentro de los límites territoriales de Holguín.
Con más de 9 300 km2 de superficie, un 25% de la cual está cubierta de bosques, esta provincia se localiza en la porción nororiental de la Isla y, aunque con un acelerado desarrollo de sus infraestructuras turísticas, tiene en la agroindustria azucarera y la explotación de sus gigantescos yacimientos de níquel dos de sus principales sostenes económicos.
A Holguín se le conoce como la ciudad de los parques, por la profusión de estos espacios abiertos que la adornan y distinguen, y se le identifica por la Loma de la Cruz, una elevación que marca el norte geográfico y cuya cima es coronada por una gigantesca cruz de madera.
Precisamente al pie de esta montaña, que resulta un excelente mirador natural, los holguineros celebran cada año las Romerías de Mayo, tradicional festejo popular que junto a la Fiesta de la Cultura Iberoamericana, en octubre, constituyen dos de los momentos más importantes en el diverso quehacer cultural de la ciudad.
Dos recintos religiosos, las iglesias de San Isidoro y San José, resultan admirables por su arquitectura dentro de esta urbe que cuenta, además, con uno de los museos de historia natural más completos del país y un centro de atención a drogadictos, El Quinqué, único de su género en la Isla.
Tierra de descubrimientos, ofrece además a sus visitantes la posibilidad de disfrutar jornadas memorables en los más variados escenarios naturales. Guardalavaca, Playa Esmeralda y Pesquero, son todas playas de aguas límpidas, cálidas y transparentes; de fina arena blanca, abundante vegetación costera, y rodeadas por una singular topografía ondulada. Existen allí excelentes condiciones para la práctica del buceo en un jardín de corales que ha crecido en medio de un relieve marino irregular y complejo.
La cercanía de otros puntos de interés refuerza considerablemente el valor de los balnearios holguineros. En las inmediaciones de Playa Esmeralda está el parque natural Bahía de Naranjo y muy cerca de Guardalavaca, el Chorro de Maíta (sitio arqueológico de primera magnitud y museo único de su género en las Antillas); la Aldea Taína, que recrea el modo de vida de los indios aruacas alfareros, y la ciudad de Banes, reconocida como la capital arqueológica de Cuba.
La intacta belleza de Playa Blanca y dos elevaciones que llamaron la atención del propio Cristóbal Colón: La Silla de Gibara, que llamó así por su similitud con una silla de montar a caballo, y la Mezquita, a la cual bautizó de ese modo por su semejanza con la Peña de los Enamorados de Andalucía, son atractivos que refuerzan la potencialidad de Bariay como sitio de interés turístico e histórico-cultural para los visitantes.
Un poco más hacia el occidente, la villa blanca de Gibara resulta también un lugar digno de conocer, pues conserva el más importante conjunto arquitectónico urbano de la provincia y ruinas de gran valor como las del Cuartelón y la Batería de Fernando VII.
Justo a la entrada de la Bahía de Nipe, la mayor de la Isla y una de las 22 localizadas en la geografía holguinera, puede descubrirse un paraje fascinante: Cayo Saetía, auténtico parque natural de 42 km2 de superficie (el 65% de ésta cubierta de bosques) donde pueden realizarse seafaris en jeep, paseos a caballo, o tomar baños de mar en pequeñas e íntimas playas vírgenes.
Quienes gustan del turismo de naturaleza y aventuras encuentran en Holguín dos espacios privilegiados para su práctica: los parques nacionales La Mensura, habitat de cerca de 300 especies endémicas de la flora cubana, y Alejandro de Humboldt.
En La Mensura (995 metros sobre el nivel del mar) existe un complejo turístico, Pinares de Mayarí, y numerosas posibilidades de disfrute, entre éstas la del Gran Salto del Guayabo, uno de los más impresionantes del país.
Dos pequeños centros de visitantes, cinco campamentos y áreas para acampadas, y una decena de sitios de interés en explotación, forman en tanto parte de las facilidades con que cuentan los visitantes en el parque nacional Alejandro de Humboldt, al cual puede accederse desde el municipio holguinero de Moa, cuya Gran Caverna clasifica como uno de los cinco Monumentos Nacionales naturales del archipiélago.
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