La ciudad de Gibara, en la oriental provincia cubana de Holguín, cuenta con atractivos para el turismo vinculados con la historia, sol y mar, convertidos en valor agregado de aquellas opciones que se sustentan en las tradiciones urbanas.
En el amplio espectro de sitios ideales para disfrutar de las aguas que bañan las costas del archipiélago destacan las numerosas playas que complementan a la urbe.
En la costa oeste de la bahía de Gibara se asentó la ciudad de igual nombre, en la ladera este de una elevación costera de cima aplanada, con costas de altos acantilados bordeados por un malecón, en el cual existen áreas en forma de conchas arenosas como playa el Boquerón y El Faro.
Mientras, en el interior de la rada se localizan espacios limpios y agradables entre los cuales figuran Playa de Vallado, Playa el Faro, Playa Boquerón y la conocida Playa Blanca.
Para acceder a esta ultima los vacacionistas utilizan el servicio de embarcaciones, las cuales trasladan a los interesados hasta la zona se arenas muy blancas que precisamente le aportan el nombre al lugar.
Alrededor de la bahía distinguen las elevaciones del cerro de Yabazón (246 metros), Colorado (255 metros) y la Silla de Gibara (307 metros), que es la más alta de la zona y se reconoce por su forma de silla de montar.
Fue descrita por primera vez por Cristóbal Colón en el Diario de navegación de su primer viaje, todas pertenecientes al grupo orográfico Maniabón.
Esta playa se inserta entre dos promontorios rocosos, en la parte más cercana a la entrada de la bahía estuvo ubicado por mucho tiempo un faro para la ayuda a la navegación, que posteriormente fue trasladado al otro extremo sobre un promontorio llamado Punta Rasa.
La pequeña zona de balneario cuenta para los visitantes con las facilidades de la Villa Don Lino, en un entorno natural donde abundan los cocoteros y plantas de uvas caletas.
Con confortables cabañas, y muchas opciones recreativas para niños y adultos, es un lugar agradable para el disfrute en familia de unas buenas vacaciones en medio de la naturaleza.
En centro combina la modernidad de la televisión satelital y cabañas climatizadas con la opción de acceder a paseos a caballo y excursiones a lugares cercanos de interés histórico y cultural.
A tales efectos, Don Lino se ha hecho famosa como la pequeña gran playa, porque concentra mil encantos en una diminuta franja de arena blanca, especie de joya escondida acompañada de aguas cristalinas.
Precisamente, la Villa Blanca de Gibara resulta también un lugar digno de conocer, pues conserva el más importante conjunto arquitectónico urbano de la provincia y ruinas de gran valor como las del Cuartelón y la Batería de Fernando VII.
Además, esta Chorro de Maíta, un sitio arqueológico de primera magnitud y único museo de su género en las Antillas, donde se localiza una Aldea Taína, que recrea el modo de vida de los indios aruacas alfareros, unido a la ciudad de Banes, reconocida como la capital arqueológica de Cuba.
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