El archipiélago cubano, famoso por balnearios de primera línea como Varadero o Santa Lucia, suma a su potencial verdaderos paraísos de playa localizados en decenas de cayos e islotes que conforman una oferta única para el turismo.

En la zona central de Cuba, la expansión de la industria del ocio encontró espacio en sitios como Cayo Ensenachos, el cual se integra en una extensa área considerada Refugio de Fauna y donde habitan numerosas especies de reptiles, anfibios, peces, aves y mamíferos, muchas de ellas endémicas de la zona, además de más de 245 especies vegetales.

A lo anterior se añade un intrincado sistema de canales entre los cayos que le confiere a la zona un valor único para el desarrollo de programas turísticos destinados a la contemplación de la naturaleza y la actividad náutica, además de sol, arena y mar.

La Bahía de Buenavista separa la costa de esa isla que se sitúa 30 kilómetros mar adentro.

Ensenachos forma parte de los más de 500 islotes que se conocen como Cayos de la Herradura, en una superficie de aguas cristalinas de más de mil 300 kilómetros cuadrados y que limita en la zona norte con la segunda barrera de coral más grande del planeta.

Con una extensión cercana a los dos kilómetros cuadrados, tiene

las mejores playas de la zona (Los Ensenachos y El Mégano), con olas pequeñas y el mar pleno de tonalidades entre verde y azul.

Para los visitantes están disponibles las facilidades del Hotel Iberostar Ensenachos, primer y único resort Todo Incluido ubicado en este enclave privado que goza de en una playa de 2,6 kilómetros de longitud.

La instalación se distribuye en un edificio principal y tres zonas destinadas a alojamiento, con 506 habitaciones y 46 suites con vistas al océano, a los jardines o a la piscina.

El establecimiento se localiza a poco más de una hora de viaje del Aeropuerto Internacional Abel Santa María de Santa Clara, o bien a solo cinco minutos de Cayo Las Brujas, donde opera una pista para aeronaves pequeñas.

A este paraíso también se accede a través de una carretera construida sobre una base de rocas depositada sobre el fondo marino.

Con una longitud de 48 kilómetros desde las cercanías del pueblo de Caibarién hasta Cayo Santa María, dispone de 46 puentes diseñados para mantener el flujo normal de las aguas y fauna marina y no provocar daños a los ecosistemas marinos y terrestre.

Por su diseño y ejecución, constituye un proyecto de ingeniería significativa y mereció el Premio Puente de Alcántara a la Mejor Obra Civil Iberoamericana.

Para los visitantes están a la mano opciones de todo tipo de deportes náuticos, tennis, golf, caminatas, bicicletas y paseos a caballo, a lo cual se suman los refrescantes baños de mar.

También están las alternativas de excursiones a lugares cercanos como Caibarién, un pueblo de pescadores donde podrá disfrutar de comidas basadas en productos del mar en pequeños restaurantes privados conocidos como paladares.

Unido a ello, esta Remedios, localidad con un centro colonial muy bien conservado y sede de las fiestas populares típicas denominadas parrandas, de gran valor patrimonial.