El archipiélago cubano, plaza fuerte para el ocio en el Caribe, extiende las opciones turísticas más allá de la isla grande y llega hasta una amplia variedad de cayos e islotes.

En la zona correspondiente a Villa Clara, que comprende los cayos de Santa María, Ensenachos y Las Brujas, el plan de ordenamiento territorial contempló la aprobación de 13 mil 084 cuartos y solo faltan por ejecutar dos mil 512 en el último de esos tres islotes.

Además, unas 10 mil 500 habitaciones distribuidas en 17 establecimientos ya están en funcionamiento, gestionadas por cadenas extranjeras de primer nivel como Meliá, Iberostar, Blau y Blue Diamond.

Un camino sobre el mar -llamado predaplen- de 48 kilómetros de extensión sirve de enlace entre la mayor ínsula del archipiélago cubano y los cayos Santa María, Las Brujas, Ensenachos, Cobos, Majá, Fragoso, Francés, Las Picúas y Español de Adentro, entre otros.

Además del potencial turístico, existen condiciones inigualables para servir de refugio a la flora y fauna, pues se encuentra en exclusiva la especie conocida como jutia rata, además de otras variedades endémicas como lagartos, moluscos y el pájaro arriero.

Un sistema de canales se convierte en un verdadero laberinto acuático entre los cayos, a la vez que ofrece un enorme potencial para los programas de turismo de contemplación y la actividad náutica.

Otras de las singularidades de la región están en el barco San Pascual, encallado en las cercanías de Cayo Francés desde hace casi 70 años y convertido en una rareza naval al estar hecho de hormigón armado y botado al agua en 1920 en los astilleros de San Francisco, California.

Mientras, el programa de inversiones en Jardines del Rey incluye los cayos Coco, Guillermo, Paredón Grande y Antón Chico, y tiene aprobado levantar en dichos ecosistemas 24 mil 670 aposentos.

La exuberante naturaleza llevó al adelantado Diego Velázquez a nombrar ese lugar en homenaje al monarca español Fernando El Católico.

El principal de ellos, Cayo Coco, ocupa la cuarta posición en extensión en el archipiélago cubano, con un área de 370 kilómetros cuadrados y el atractivo adicional que ofrecen 22 kilómetros de excelentes playas, complementadas con una vegetación de manglares y cocoteros.

Numerosas colonias de flamencos y otras aves migratorias escogen a los mencionados islotes como sitio de escala obligada, situación que el hombre se ha encargado de preservar con la construcción de una infraestructura para el turismo que busca en primer orden respetar el entorno natural.

Con fondos marinos protegidos por una barra coralina que se afirma como la segunda más extensa del mundo, funcionan ya ocho mil 090 cuartos en 22 instalaciones de alojamiento, de ellas 18 hoteles.

Jardines del Rey combina en sus espacios amplias zonas de bosques, con 145 especies de plantas y unas 165 de animales, de ahí el atractivo adicional que tienen los hoteles de ese destino.

La integración de la naturaleza con construcciones destinadas al alojamiento de los visitantes muestra la posibilidad de extender el turismo sostenible, en perfecta armonía con el entorno.

Para la zona de Camagüey la planificación hasta el 2030 contempla levantar 32 mil 172 habitaciones en los cayos Cruz, Mégano Grande, Romano, Sabinal y Guajaba.